Red Gold

viernes, 28 de diciembre de 2012

~Capítulo X - La Marca de la Mascota~

Empecé a correr, al principio miraba la salida pero… tratándose del rubio seguro que esa tregua era inventada. Nah, no era una tregua, él ganaría de seguro con o sin ella. Corrí tanto como pude vigilándolo atrás, echando miradas de reojo hacia delante de vez en cuando. A los siete segundos él comenzó a perseguirme. Mi cuerpo débil no podría superarlo, miré hacia el frente para cruzar la puerta hasta que unos brazos me atraparon tirándome al suelo ya afuera. Al salir del Colegio el rubio pasó de largo para poco después visionarme.

-Otra vez tú…

-Ya ves, qué cruel es el destino que hace que me encuentre contigo tanto.

-Perr-…

-Si yo fuera tú no sería tan descortés. ¿Qué hacías con mi mascota?

Me levantó del suelo con los brazos para después rodearme con ellos. Si, la gótica repetía la misma situación que en mi cuarto pero esta vez yo ya no me sentía paralizada. Estaba consciente y alerta. Con mis manos agarré sus brazos en un intento de quitármelos de encima pero en cuestión de segundos me dijo susurrando:

-Si quieres vivir no pongas resistencia.

-¡¿Tu mascota?! ¿Me estás tomando el pelo? Si no tiene ni tu marca.

El rubio empezó a remangarse y a coger pose de correr, mientras tanto la gótica retiró el cuello de mi uniforme. Un momento, esto no pinta bien… nada bien. Empecé a acelerarme.

-Oh si, ¿quieres verla?

Tras unos minutos volvió a su pose normal y con un gesto ordenó a sus colegas que entraran para después seguirlos sin antes decir:

-Bah, paso de tus tonterías. Alire tarde o temprano va a caer, nadie puede estar encima suya todo el tiempo…

Su grupo entró y, estando ya solas me soltó, reaccione apartándome bruscamente y sacudiéndome la ropa. El maletín había caído al suelo sin darme cuenta y fui a recogerlo.

-No se si darte las gracias… o decir que no me hizo ninguna.

-Me conformo con poco pero… si piensas entrar te sugiero que sigas mi juego.

-¿Qué juego?

-Serás mi mascota. Sólo así no irán a por ti, o por lo menos no de forma tan directa.

-Qué más da… No sé ni qué hago aquí, debí de haberme ido.

-Sabes que no.

Me cogió del brazo y a empujones acabó arrastrándome hasta la puerta. La abrimos y pasamos. No había tanta gente como en mi antiguo horario, de hecho casi se podían contar con las manos, quizá unos pocos más. Todos eran… vampiros, cada uno vestía como le salía y… no sé qué tipo de clases dan pero… El profesor se aclaró la voz.

-Claire, haz el favor de tomar asiento con tu acompañante. Droy nos ha hecho parar la clase para esperaros. …Debo decir que no me hace ninguna gracia que traigáis juguetes a clase.

-¿Jug-.?

-Sshh

Claire me silenció. Casi me sentía culpable por detener la clase, esto era de locos. Cogimos asiento en uno de los laterales, rápidamente en el descanso entre clase y clase los demás compañeros se acercaron.

-Oh, ¿un aperitivo? Qué detalle.

Venían sigilosamente… iban a agarrarme, me encontraba acorralada entre ellos y las sillas. No me daría tiempo a huir. Claire me volvió a pasar los brazos por el cuello cubriéndome con su espalda, yo no podía moverme. Muy despacio me levantó y salimos de los asientos para después lanzarme contra la pared, volvió a ponerse detrás, siempre cubriéndome con los brazos el cuello y evitando que me moviera…

-Ey, mirad bien todos, quiero que os quede claro.

No… por favor. Volvió a retirarme el cuello de la camiseta. Todos nos miraban. No, esto parecía ir en serio, ¿no irá a…? Un escalofrío me recorrió la espalda. Notaba cómo se acercaba hasta mi cuello, cómo dejaba su aliento en él y… dos pinchazos me terminaron por paralizar.

-…

No sé cuánto tiempo pasó, podía notar cómo mi pulso se aceleraba fuertemente golpeando mi propio cuerpo, y cómo esta fuerza se escapaba a sorbos por el cuello hacia su boca. Escuchaba cada trago por parte de Claire, y sin embargo podía ver las caras de incredulidad de los demás estudiantes. Todo era muy caótico pero yo seguía estando paralizada. Empecé a temblar. Claire rápidamente paró y presionando mi cuello se dirigió a los demás.

-Aquí tenéis la marca.

Después me ayudó a sentarme de nuevo, yo en la silla y ella en la mesa de atrás que se encontraba un poco más alta, agarrándome. Los demás se dispersaron algunos en silencio y otros murmullando de todo. No sabía si esto sería normal pero desde luego la escena teatral era de diez.

El profesor volvió y la clase siguió su curso. Todo transcurrió muy silencioso por parte de los alumnos y yo por mi parte apenas prestaba atención, me encontraba mareada. Parecía que la charla iba sobre la geografía de la zona.

-Esto es todo por hoy. Podéis marcharos ya y recordad no armar jaleo a estas horas.

Todos se levantaron de sus asientos y mientras unos salían por la puerta a paso ligero, otros se ponían a charlar en las mesas como cualquier estudiante normal aunque esto era algo que me inquietaba, el rubio se encasillaba en este último grupito. Claire por su parte me ayudó a levantarme.

-Tienes mala cara… es normal. Toma, ponte esto.

No me fijé cómo ni de dónde pero tenía mi palestino en la mano. Dude en cogerlo, incrédula, y ella terminó por ponérmelo casi sin darme cuenta.

-De cara a los nocturnos tú ya no serás problema, la cosa se complica si son las demás personas del mundo quienes ven tu nueva… complicación. La próxima vez deberías venir con ropa más de tu agrado y…

Me dio un ligero golpe en la espalda, justo donde la daga que Sylph me había dado.

-…esconder las cosas de mejor forma en ella.

Tragué saliva. ¿Cuándo se dio cuenta de eso? ¡¿Y de dónde ha sacado mi palestino?! Poco a poco salimos al exterior, al ser de noche el aire frío abundaba, me ayudaría a estabilizarme. Ambas mantuvimos un silencio tenso hasta que el rubio terminó por salir del edificio escupiendo a mis pies, no creo que intentara asustarme pero vamos, el asco que me cogió debía de ser monumental. Tras esto ya no quedaba casi nadie afuera, estar con Claire era un punto seguro así que me decidí a seguirla. Ella permanecía al lado mía mirando al edificio central, pensando supongo.

-¿Por qué lo has hecho?

-El qué… ¿morderte? Pensaba que te interesaba seguir viva; y deberías agradecer que me adelantara a los demás.

Daba rabia pensarlo pero tenía razón. Era raro pero, junto al viento y sus palabras podía escuchar el chirrío de una verja a lo lejos, y lejos es MUY lejos.

-Escucha, te voy a dejar las cosas claras. Si piensas que estoy aquí por tu sangre estás muy equivocada, puedo obtener la de centenares de personas en una misma noche si yo quisiera y, al contrario de lo que te habrán dicho a mí no me interesa estudiarte. Si no quieres colaborar para algo que te interesa únicamente a ti deberías plantearte el dejar de seguirme, que yo también haré lo mismo.

Se giró bruscamente dándome la espalda. Vaya… no esperaba molestarla, más bien no quería. Mis dudas y mi ignorancia sobre todo me estaban jugando una mala pasada, no podía dejar que mi único escudo se fuera abandonándome así. Supongo que Claire hasta ahora ha sido la única persona del Colegio en decirme algo “coherente” sobre todo… podría considerarla amiga visto lo visto. Di varios pasos poniéndome al lado, mirando al suelo.

-Lo siento… es sólo que… aun no se nada… de nada…

Me agarró del brazo y con un leve empujón acabó diciendo:

-Vamos, te toca descansar por hoy.

-Si

-Dentro de poco… sabrás todo.

Ya en el otro edificio acabamos por entrar a mi habitación. Ella se quedó en la puerta en silencio, esperando, y yo salí al balcón a seguir tomando aire. Podía ver cómo alguien se acercaba con ritmo acelerado al edificio. La puerta se abrió y Sylph entró cansada sentándose, poco después dirigió su mirada a Claire.

-Si las miradas mataran… tranquila, ya me voy. Sólo estaba guardándote el sitio.

Sylph guardó silencio limitándose a observar. Yo, apoyada en la barandilla del balcón acabé girando la cabeza para verlas.

-Hasta mañana Alire, espero que te mejores.

-Si, ¡adiós!

-…

Atenta a sus pisadas pude escuchar cada una de ellas, desde que abandonó la habitación hasta que terminó por salir del edificio para dar una vuelta. Estando en un segundo piso eché la vista al suelo para verla irse. Sin saber por qué acabé riendo, ¡había sobrevivido al primer día de clase! Aunque eso no era todo… a lo lejos podían verse los edificios principales del Colegio, era nuestro dormitorio el que estaba alejado y… Podía ver cómo una persona tenía los ojos clavados en mí, escondida en las sombras, con una cara lejos de ser amigable. Era raro que pudiera verla estando tan lejos y escondida pero… la veía y… no me gustaba nada. Esa persona que con tanta rabia me miraba… era Nico. Un escalofrío me recorrió el cuerpo dejándome en un tenso nerviosismo.