Red Gold

viernes, 3 de agosto de 2012

~Capítulo VIII - Diálogos ~

Las puertas que daban al balcón se entreabrieron lentamente, estoy segura de que la voz venía de allí, ¿de dónde si no? Dentro de poco acabaría por saber que era una voz “conocida”. Me levanté de la cama y caminé hacia el balcón. Era algo más grande de lo que pensaba. A un extremo la vi, sentada en la ancha barandilla de piedra, como si no se fuera a caer. Era la chica gótica del otro día, parecía menos… tenebrosa de lo que me pareció entonces, quizá la tormenta tuviera algún que otro efecto secundario. Di un salto hacia atrás, sorprendida, visionando siempre la entrada al dormitorio y manteniendo las distancias.

-Vaya, no pensé que te fuera a asustar tan rápido.

Se puso de pie y dio un paso hacia adelante, yo di otro hacia atrás.

-¿Quién eres?

-Para ti eso es lo de menos… Tenías que haberte ido del Colegio.

-Y eso por qué.

-Mírate cómo estás ahora, mira lo que ha pasado. ¿Crees que fue casual? ¿Por qué sigues aquí?

Me pensé seriamente el decírselo… o callarme y mentir. Los recuerdos que perdí era lo único que necesitaba para vivir. Ahora simplemente soy una don nadie que no tiene a dónde ir y la carta del Colegio es mi única pista pero… parecía que la chica sabía algo más que yo no, aunque exactamente tampoco sabría decir sobre qué. Hablaba como si lo que pasó el Viernes no fuera una casualidad.

-Busco pistas de mis recuerdos… No sé nada de mí, sólo el nombre y... alguien me mandó la carta de invitación al Colegio.

La mujer se puso seria y dio otro paso adelante, era como si estuviera confundida.

-¿Cómo dices?... La cosa se va a poner interesante para ti.

-¿Qué?

Varios golpes aporreaban la puerta llamando impacientes. Me giré para ir a abrirla y la mujer pasó por mi lado para entrar al cuarto, haciéndome un gesto con la mano para quedarme quieta. Abrió la puerta e intercambio miradas con… no se quién, realmente no vi quién había detrás, tenía una mirada algo enfadada.

-Largaos…

Después cerró la puerta suspirando.

-Bien, tenemos mucho de qué hablar.

-¿Quién era?

-De eso también tenemos que hablar. Podemos pasar si quieres, puede ser algo incómodo…

No quería pasar pero con el estado en el que estaba era mejor no forzarse. Asentí con la cabeza y entramos. Yo me senté en la cama y ella en una silla que había enfrente junto al escritorio.

-¿Sabes que los que han venido ahora querían matarte?

-¿Qué?

-No te alteres. Son compañeros del rubio que viste el otro día… Por lo visto se quedaron con ganas.

-¿Conoces al rubio? ¿Está aquí?

Empecé a alarmarme. La tranquilidad con la que decía las cosas y la seguridad que tenía ella de saberlo todo era lo que me preocupaba. Todo era un lío, tenía que saber más.

-Sí. Es un estudiante, como tú. De hecho lo verás mañana seguramente, a él y a sus coleguitas.

-Pero qué dices. No…

-Te voy a contar algo muy… chocante para ti, aunque en la realidad no es nada complicada. Atenta y… espero que seas de mente abierta por que si no no vas a durar nada aquí.

Tragué saliva y empecé a poner seria atención a sus palabras.

-Te han colado en un Colegio “especial” jaja. Aunque en realidad es una gran putada. Verás, aquí mantienen alumnos de dos tipos… o de tres podría decirse. Unos son los alumnos brillantes de familias ricachonas que vienen aquí, al Colegio más prestigioso del continente, para hacer más grande su ego. Otros son los alumnos como yo o como… el rubio. La verdad es que estamos camuflados como alumnos aunque en realidad apenas estudiamos.

-¿Camuflados? ¿De qué hablas? ¿Por qué te comparas al rubio?

-Por que somos vampiros y…

Espera, ¿qué? Lo dice tan seca, ¿así sin más? Vampiros… ¿me quiere tomar el pelo?

-…el tercer tipo de alumno podría decirse que son aquellos como tú o como el empollón al que se cargaron, que hacen de carnada para nosotros. Y… ¿sabes la diferencia entre el alumno brillante y la carnada?

No pude contestarle. Quedé en silencio mascando la bomba que me acababa de soltar… esto para ella no era nada… Todo cuadra pero una gran parte de mí se niega a aceptarlo. No puede ser verdad. Mi otra parte sabe que todo encaja y por desgracia esto no es lo único anormal que yo haya visto… La iglesia… la dejé de lado en mis pensamientos. No quería que tuviera ningún tipo de relevancia. Y el cazador, merodeando por los alrededores del colegio…

-Vaya, quizá te solté mucho de golpe. Mejor te dejaré descansar.

-¿Cuál es la diferencia?

La puerta se abrió bruscamente, astillándose la parte de la cerradura. La habían abierto de una patada y a través de ella entró el chico rubio. Me miró a mí, que ahora me encontraba bastante nerviosa, para después mirar a la gótica.

-Claire… Debía suponer que te interpondrías tú…

Con un rápido movimiento el rubio se acercó a mí. No podía moverme, el cansancio, mis heridas y la bomba que me soltó la chica terminaron por congelarme del todo. Ella se interpuso en la trayectoria con mayor velocidad y de una patada lo mando fuera de la habitación por el hueco de la puerta.

-Fuera de aquí Droy.

El chico se puso en pie y se retiró con la manga la poca sangre que le había salido con el golpe. Mirándonos con rabia se abalanzó velozmente a por la gótica. Ésta se acercó al balcón y lanzó al rubio al vacío. Después echó la vista al suelo y por su expresión diría que pudo ver cómo el chico se daba por vencido. Después frunció el ceño. Se escuchaban varias pisadas aceleradas por el pasillo, demasiado aceleradas. Venían hacia mi cuarto.

-Llegas tarde.

Estaba jadeando por el cansancio. Dio varios pasos hacia el interior mirándonos a ambas, manteniéndose en silencio. La chica gótica se puso detrás de mí pasándome los brazos por el cuello, me pareció oír una pequeña risa de ella. Yo me quedé paralizada, me sentía frágil y cualquier movimiento podría romper la poca tranquilidad que me quedaba.

-Suéltala.

Tenía un tono enfadado en la voz. La persona que acababa de llegar corriendo era Sylph. Me encontraba confusa, ¿cuál sería la mejor opción: mantener a Sylph cerca o quedarme con la gótica? El rubio me encontraría… por desgracia el verlo era la prueba de que todo esto es real.

-Sabes que no vas a poder manejar esto sola… Y además, te falta demasiada información por saber.

-No me hagas repetir.

La gótica me soltó y se puso de pie acercándose a la puerta.

-Nos vemos luego Alire. Si quieres sobrevivir al día de mañana vas a tener que llevarte conmigo. Hasta otra.

-¡Espera!

Cruzó la puerta ignorándome y acabó por marcharse dejándome con Sylph que, de forma sorpresiva avanzó hacia mí rápidamente cogiéndome del cuello de la camiseta, me estaba empezando a ahogar. Hasta que no empecé a toser no me dejó libre. Después se acercó a la puerta para cerrarla hasta ver la rotura.

-Lo siento. Parece que tendré que hacer guardia aquí esta noche.

-¿Guardia?

-Si saben que estoy aquí… no entrarán.

-¿Pero…

-Duérmete, mañana hablamos.

Dijo sentándose en la silla inspeccionando con la mirada todo el cuarto. Yo por mi parte me tumbé en la cama, estaba muy cansada. Poco a poco el sueño fue arraigando en mí, y la única imagen que veía en mi cabeza era el reloj de cuerda que llevaba yo encima. No se por qué pero supongo que en cierta forma me recuerda a todo esto, y sobre todo… … Zzz

No hay comentarios:

Publicar un comentario